Yo soy hijo del salvaje
y padre del comunero.
Yo soy el voy y el espero.
Yo soy la pausa y el viaje.
Yo soy la táctil, versátil, pulsátil antena;
el tesoro lácteo que guarda el escroto;
el tesoro gualda del lirio y la azucena;
de la flor del loto.
Yo soy el vómito dulce de la abeja;
el sahumerio estercóreo de los cachalotes;
las cuentas de cáncer que genera la almeja;
el lodo hecho brotes.
Yo soy el enamorado eterno del ahora;
el torrente indiscreto de lo bello;
el que ve nacer cada instante la aurora;
es decir, no un sello.
Yo soy el dintorno que difumina en escorzo;
el lucero y el cinco, la rótula y el codo;
la pezuña exquisita de un corzo;
meramente todo.