Pablo Collazo ha sido un devoto estudiante de la Biblia por un lapso de cuarenta años. De los cuales, ha dedicado más de dos décadas a la enseñanza de las Sagradas Escrituras, la Palabra de Dios. Las obras que les ofrecemos aquí surgen de la vasta y numerosa gama de estudios bíblicos y sermones que el autor ha elaborado, enseñado y predicado, a lo largo de su ministerio como maestro cristiano de la Biblia.
Auguramos que el autor se convertirá en uno de los escritores y maestros de la Biblia de su fina preferencia.
Dios quiere darnos lo que queremos y lo que Le pedimos. Pero más importante, lo que necesitamos. Hay, por lo menos, cuatro normas bíblicas que son necesarias, y que debemos aprender, para conseguir que Dios nos de lo que deseamos y pedimos. Le invito a considerar lo que la Biblia dice acerca de los deseos de los hijos de Dios, y de las condiciones que Él estableció para concederlos.
No existe tesoro que pueda compararse con la Palabra de Dios. El dinero puede aportar al bienestar físico y emocional del ser humano hasta cierto grado, mas no da completa felicidad. Solo tenemos que seguir las instrucciones que Dios nos da en Su Libro, y disfrutaremos de una vida plena de felicidad.
La Palabra de Dios dice que después que Dios nos dio vida (nos resucitó) nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús (Ef. 2.6). ¿Qué significa esto? Que Dios no nos resucitó para que vivamos una vida moralmente buena, sino una de poder. Y de esto es que se trata este libro, de mostrarnos, a través de la Biblia, cómo es esa vida y cómo se vive.
Descubre once cualidades que hacen que el amor de Dios sea sin igual. Todas se encuentran entretejidas en el versículo dieciséis del capítulo tres del Evangelio según San Juan. Comprender cuán profundo e inmenso es Su amor nos acercará más a Él, y nos inspirará a compartirlo con los demás.
La guerra espiritual es el dilema más grande que todo verdadero cristiano enfrenta día a día. En este libro, el autor ofrece una serie de tácticas bélicas espirituales basadas en la Biblia, con el fin de ayudar a todo siervo de Dios, a batallar contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, de la manera más inteligente, y así poder prevalecer victorioso en frente de esta guerra