Crecí en Puente Alto, en la provincia Cordillera de la Región Metropolitana en Chile.
Actualmente es un pueblo rodeado y anexado por la ciudad. Muy popular. Pero en mi infancia era una villa apenas rodeada de potreros, a pocos kilómetros del Cajón del Maipo y las Vizcachas. Fue como crecer en el campo, con lagartijas y renacuajos y sapitos cantores, millones de estrellas y la cordillera luminosa en las noches. Esa imagen modeló mi escritura desde entonces.

La Fantasía Urbana siempre estuvo en mi escritura, incluso sin haberla definido como tal. Solo hace algunos años descubrí que la mayoría de mis escritos podían catalogarse dentro de un género literario emergente.
El porqué no lo sé con certeza. Tal vez sea la cercanía con la naturaleza durante mi infancia y haber presenciado cómo este espacio verde se transformaba en casas y calles y tiendas, me marcó.
La fuerza de la naturaleza sigue ahí debajo, latente. Y mucho de lo que escribo tiene que ver con fuerzas antiguas que habitan en territorios descubiertos, tomados, anexados, arrebatados, y sus dueños no se han marchado.
Vivo en la ciudad. Trabajo en la ciudad. Estoy acostumbrado a la locura diaria del que camina por esta ciudad. Y puedo ver en los rincones húmedos del centro de Santiago las historias que todavía nadie se atreve a contar. Ésa es mi fantasía urbana.
También escribo ciencia ficción. Y fantasía en bruto, con magia y etcétera. Lo mío es el género fantástico.

Ya intenté varias veces entrar en el circuito mainstream literario fantástico local, que de hecho es muy pequeño. Y por lo mismo nunca calcé en la camarilla. Me convertí en un autor de trinchera, un "enemigo". Y me aburrí de intentarlo. A veces creo que me consideraban una amenaza, pero eso lo dice mi ego de escritor frustrado.
Sé que soy bueno, sé que tengo ideas fabulosas. Lo sé. Y si no puedo publicar en el circuito de papel local, con todas sus truculencias y marketing, pues no tengo muchas más opciones aparte de subir mis creaciones en formato digital para que alguien las lea gratis.
Ahora doy un paso más allá, creando una marca con mi nombre y seudónimo histórico, con página web propia (http://guajars.cl) y una actitud centrada en mi objetivo: publicar todos los años, uno o dos trabajos de calidad.
No es mi interés hacerme millonario vendiendo libros digitales, porque sé que eso no ocurrirá. Si cubro mis costos y logro ahorrar algo para salir de vacaciones con mi mujer e hija, pues me doy por pagado. Y no importa cuándo ocurra esta maravilla. Soy un hombre paciente.

Todavía no ha contribuido en mi éxito, aunque a la fecha de hoy, solo he vendido un libro y fue a través de Smashwords. Así que tengo muchas esperanzas puestas en esta plataforma.
Mis próximos libros en formato digital saldrán a través de Smashwords directamente.