¿Qué significa escribir para ti?
Escribir es plasmar, es vaciarse, liberarse de ideas, de historias; es un acto de generosidad y a la vez de mucha valentía. Esperas enamorar con cada libro, con cada capítulo y con cada sonrisa robada. Es un acto de pretensión, pero pretensión positiva. Me gustaría llegar a mil lugares, generar opiniones y enriquecerme con ellas tanto como espero enriquecer la vida de quien abra mis libros.
¿Qué te hace diferente al resto dentro del amplio mundo de la novela romántica?
Quizás todo y nada. Es la misma historia pero la diferencia radica siempre en la forma en la que la llevas a término. Puedes escribir que la chica conoce a un chico y que a los cinco minutos se acuestan, o puedes tejer una historia que haga creíble para el lector que estas dos personas terminen compartiendo cama.
Me gustan las relaciones más que los detalles o las descripciones, soy educadora social y creo que en las relaciones se basa el éxito de mis historias. No me rindo, aún creo que la novela romántica tiene mucho que aportar, que enseñar y demostrar. Quedan muchas cosas por inventar todavía y mi meta es lograr enseñar a través de la ficción, lograr crear una conciencia del valor que tenemos como mujeres, o de la importancia de las relaciones sanas, sin dependencias ni dominios, creando personajes resilientes y fuertes, con carácter. La historia puede ser ficticia pero quiero que los personajes traspasen la barrera de lo imaginario y que, con sus acciones, siembren un ejemplo que perdure en el recuerdo de aquellos que se lanzan a conocerlos.
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